Agosto es el mes por excelencia de la playa y la piscina. Nos vamos de vacaciones, y a veces, sin darnos cuenta, nos excedemos con el sol. Usamos un protector facial con un índice por debajo del adecuado para nuestro tipo de piel, olvidamos reponerlo con la frecuencia necesaria, o directamente olvidamos su uso y de pronto... Ups! ¡Nos hemos quemado!
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